sábado, 29 de noviembre de 2008

El Kybalion - 4a Parte - Transmutación Mental


CAPÍTULO III

TRANSMUTACIÓN MENTAL

«La mente (así como los metales y los elementos) puede ser transmutada, de estado a estado; de grado a grado; de condición a condición; de polo a polo; de vibración a vibración. La verdadera transmutación hermética es un arte mental.»

El Kybalion.

Como hemos establecido, los hermetistas fueron los alquimistas, astrólogos y psicólogos originales, habiendo sido Hermes el fundador de estas escuelas de pensamiento. A partir de la astrología ha crecido la astronomía moderna; a partir de la alquimia ha crecido la química moderna; a partir de la psicología mística ha crecido la psicología moderna de las escuelas. Pero no debe suponerse que los antiguos eran ignorantes de aquello que las escuelas modernas suponen ser su propiedad exclusiva y especial.

Los registros grabados en las piedras del antiguo Egipto muestran exclusivamente que los antiguos tenían un pleno conocimiento comprensivo de la astronomía, mostrando la misma edificación de las pirámides la conexión entre su diseño y el estudio de la ciencia astronómica. Ni ignoraban la química, pues los fragmentos de las antiguas escrituras muestran que estaban familiarizados con las propiedades químicas de las cosas; de hecho, las teorías antiguas concernientes a la física están siendo lentamente verificadas por los últimos descubrimientos de la ciencia moderna, principalmente los que se relacionan con la constitución de la materia.

Ni debe suponerse que fueran ignorantes de los descubrimientos supuestamente modernos en psicología; al contrario, los egipcios estaban especialmente adiestrados en la ciencia de la psicología, particularmente en las ramas que las escuelas modernas ignoran, pero que, no obstante, están siendo puestas al descubierto bajo el nombre de «ciencia psíquica», lo que está dejando perplejos a los psicólogos de hoy en día, y haciéndoles reluctantes a admitir que «puede haber algo en ello después de todo».

La verdad es que bajo la química, la astronomía y la psicología materiales (esto es, la psicología en su fase de «acción cerebral»), los antiguos poseían un conocimiento de astronomía trascendental llamado astrología; de química trascendental, llamado alquimia; de psicología trascendental, llamado psicología mística. Poseían el conocimiento interno, así corno el conocimiento externo, siendo poseído por los científicos modernos solamente el último. Entre las muchas ramas secretas del conocimiento poseídas por los hermetistas, estaba la conocida como la transmutación mental, que forma la materia de esta lección.

«Transmutación» es un término usualmente empleado para designar el antiguo arte de la transmutación de los metales -particularmente de los metales bajos en oro-. La palabra «transmutar» significa «cambiar de una naturaleza, forma o sustancia a otra; transformar» (Webster). Y acordemente, «transmutación mental» significa el arte de cambiar y transformar estados, formas y condiciones mentales en otros. Así que podéis ver que la transmutación mental es el «arte de la química mental», si gustáis del término -una forma de psicología mística práctica-.

Pero esto significa mucho más de lo que parece en la superficie. La transmutación, la alquimia o la química, en el plano mental es lo bastante importante en sus efectos, con seguridad, y si el arte se detuviese habría aún ahí una de las más importantes ramas de estudio conocidas por el hombre. Pero éste es sólo el comienzo. ¡Veamos porqué!

El primero de los siete principios herméticos es el principio de mentalismo, cuyo axioma es «EL TODO es mente; el universo es mental», que significa que la realidad subyacente del universo es mente; y el universo mismo es mental, esto es, «existente en la mente del TODO»-. Consideraremos este principio en lecciones sucesivas, pero veamos el efecto del principio si se asumiera que es verdadero.

Si el universo es mental en su naturaleza, entonces la transmutación mental debe ser el arte de CAMBIAR LAS CONDICIONES DEL UNIVERSO, a lo largo de las líneas de materia, fuerza y mente. Veis, por consiguiente, que la transmutación mental es realmente la «magia» de la que los antiguos escritores tenían tanto que decir en sus obras místicas, y sobre la que dieron tan pocas instrucciones prácticas. Si todo es mental, entonces el arte que le capacita a uno para transmutar condiciones mentales debe hacer al maestro el controlador de las condiciones materiales, así como de las ordinariamente llamadas «mentales».

Como una cuestión de hecho, nadie sino los alquimistas mentales avanzados han sido capaces de alcanzar el grado de poder necesario para controlar las condiciones físicas más groseras, tales como el control de los elementos de la Naturaleza; la producción o cesación de tempestades; la producción y cesación de terremotos y otros grandes fenómenos físicos. Pero que tales hombres han existido, y existen hoy en día, es una cuestión de creencia sincera para todos los ocultistas avanzados de todas las escuelas.

Que los maestros existen, y tienen estos poderes, lo aseguran los mejores instructores a sus estudiantes, habiendo tenido experiencias que les justifican en tales creencias y afirmaciones. Estos maestros no hacen exhibiciones públicas de sus poderes, sino que buscan la reclusión de las multitudes de gente, a fin de trabajar mejor su camino a lo largo del sendero de consecución. Mencionamos su existencia, en este punto, meramente para llamar vuestra atención hacia el hecho de que su poder es enteramente mental, y opera a lo largo de las líneas de la transmutación mental superior, bajo el principio hermético de mentalismo. «El universo es mental», El Kybalion.

Pero los estudiantes y hermetistas de menor grado que los maestros -los iniciados e instructores- son capaces de trabajar libremente a lo largo del plano mental, en la transmutación mental. De hecho, todo lo que llamamos «fenómenos psíquicos», «influencia mental», «ciencia mental», «fenómenos del nuevo-pensamiento», etc., opera a lo largo de las mismas líneas generales, pues no hay sino un principio involucrado, no importa por qué nombre puedan ser llamados los fenómenos.

El estudiante y practicante de la transmutación mental trabaja entre el plano mental, transmutando condiciones mentales, estados, etc., en otros, de acuerdo con diversas fórmulas, más o menos eficaces. Los diversos «tratamientos», «afirmaciones», «negaciones», etc., de las escuelas de ciencia mental no son sino fórmulas, a menudo bastante imperfectas y acientíficas, del arte hermético. La mayoría de los practicantes modernos son bastante ignorantes comparados con los antiguos maestros, pues carecen del conocimiento fundamental sobre el que está basado el trabajo.

No sólo son cambiados o transmutados los estados mentales, etc., de uno mismo por los métodos herméticos; sino que también los estados de otros pueden, y son, constantemente transmutados del mismo modo, usualmente de modo inconsciente pero a menudo conscientemente, por algunos que entienden las leyes y principios en casos en los que la gente afectada no está informada de los principios de autoprotección.

Y más que esto, como muchos estudiantes y practicantes de la moderna ciencia mental saben, toda condición material dependiente de las mentes de otra gente puede ser cambiada o transmutada de acuerdo con el deseo sincero, la voluntad y «tratamientos» de la persona que desea condiciones de vida cambiadas.

El público está tan generalmente informado respecto a estas cosas en el presente, que no estimamos necesario mencionarlas en largura, siendo nuestro propósito en este punto meramente mostrar el principio y el arte herméticos que subyacen a todas estas diversas formas de práctica, buenas y malas, pues la fuerza puede ser usada en direcciones opuestas de acuerdo con los principios herméticos de polaridad.

En este pequeño libro estableceremos los principios básicos de la transmutación mental, de modo que todos los que lo lean puedan captar los principios subyacentes, y poseer así la llave maestra que abrirá las muchas puertas del principio de polaridad.

Procederemos a una consideración del primero de los siete principios herméticos -el principio de mentalismo-, en el que está explicada la verdad de que «EL TODO es mente; el universo es mental», en palabras de El Kybalion. Pedimos la atención estrecha, y el cuidadoso estudio de este gran principio, de parte de nuestros estudiantes, pues es realmente el principio básico de toda la filosofía hermética y del arte hermético de la transmutación mental.